"Calles del Espíritu Santo", visión y sentir de la cubanísima Mayra Pardillo Gómez

Sancti Spíritus, ciudad colonial, ciudad con casi 500 años de historia

El ojo aguzado de quien transita todos los días por esta interesante ciudad colonial, descubre una amplia gama de motivaciones artísticas en sus calles, vitrales, rejas, llamadores o aldabas, y otros elementos usados en una bella época ya pasada.

Sancti Spíritus fue la cuarta villa fundada por los conquistadores españoles en Cuba, hecho que se remonta al 4 de junio de 1514, y está situada al centro de la Isla, a unos 350 kilómetros al este de la capital del país.

En el siglo XVII, las principales vías de la villa del Espíritu Santo eran la Calle Real (Independencia), San Francisco (Máximo Gómez), Ángel (Honorato), Amargura (Pancho Jiménez), San Rafael (Céspedes), y Llano (Antonio Rodríguez). Afirman que esta última nunca le hizo gala a su nombre, al ser antes y aún en la actualidad una calle estrecha, empedrada, y pendiente.

Siguiendo esta vía se llega bastante rápido al puente sobre el río Yayabo, Monumento Nacional y un símbolo de esta añeja ciudad, fundada por el Adelantado Diego Velázquez.

Las calles Llano, Real, Ángel, Amargura, y San Miguel, convergen en el centro histórico, dominado por la Iglesia o Parroquial Mayor, una joya de la arquitectura colonial y punto de referencia para la ubicación de otros sitios buscados por locales y foráneos. La primera de esas calles es quizás la más completa representación de las antiguas vías espirituanas, con su característico empedrado, y el aire nostálgico que se respira en su contorno. El nombre viejo (Llano) y el moderno (Antonio Rodríguez) se retan todos los días, uno frente al otro. Entre sus respectivas identificaciones parece librarse una lucha constante por ver cuál de ellas sale vencedora.

Si el visitante quiere desandar el tiempo, puede caminar despacio por esa estrecha calle cerrada al tránsito, y mirar con recato hacia el interior de los inmuebles o hacia aquel farolito exterior, que remeda aquellos días en que las vías estaban lejos de ser iluminadas con electricidad.

Bastante cerca, la denominada Ernesto Valdés Muñoz es la vía más conocida con el singular nombre de Boquete del Coco.

Es muy fácil que ante una pregunta a un lugareño, se responda con el nombre antiguo de la calle Llano, pues es el más usado, pero resultará difícil que contesten de igual modo al hacer alusión a la calle Real, hoy Independencia. Esta última se ha convertido en una de las arterias más populosas y dinámicas de la ciudad, toda vez que en ella confluye el bulevar, que promete continuar extendiéndose, así como la sucesión de tiendas, mercados, peluquerías y centros de servicio, incluyendo también a la gastronomía.

Su hermana, la ciudad de Trinidad, también conserva nombres que recuerdan apelativos poéticos, festividades religiosas, u otros acontecimientos: Desengaño, Gloria, Rosario, Aguacate, Dolores, Olvido, Amargura, Lucero, Lealtad, Esperanza, y Gracias.

Según los especialistas, en el siglo XVIII comienzan a perfeccionarse las normas constructivas, y se hace énfasis en la fachada, surgiendo de este modo una nueva tendencia decorativa: la neoclásica.

Muchos de los frentes de las casonas espirituanas de antaño exhiben hermosas y trabajadas verjas, que en opinión de entendidos en el tema ofrecen protección y una intensa iluminación.

Al decir de un escritor espirituano, “En las mansiones vivía lo más selecto de la burguesía, pero sus calles sentían el paso de los caminantes más humildes que se reunían en diciembre para expresar musicalmente sus alegrías y penas”.

Calles con nombres simpáticos, poéticos, o que apelan a los más encontrados sentimientos del ser humano, se han mantenido vivos en esta ciudad cada vez más próxima a cumplir sus 500 años.